miércoles, 9 de julio de 2014

Recuerdos que quedaron...

Arriba, abajo, arriba, abajo. ¡Qué divertido era ese caballito! Recuerdo que podía pasarme horas balanceándome en él, imaginándome que era un hermoso caballero que recorría regiones y salvaba princesas. Que bonitos recuerdos. No pasaba un día en el que no deseaba volver a ser ese niño, ese niño que no tenía preocupaciones, ese niño inocente al que le arrebataron la infancia... cruelmente y sin compasión.

Recorro lo que queda de esta antigua casa. ¡Cuán feliz fui aquí! Paseo por el salón, observando como los años también han pasado para este viejo edificio. Observo papeles y muebles destrozados que yacen en el suelo como si estuvieran durmiendo. Se me hace difícil retener las lágrimas, fue todo tan de repente, tan inesperado... Nadie lo esperaba, nadie lo deseaba...

Sigo caminado y me topo con unos cuadros en el suelo. Recuerdo esos cuadros, recuerdo el día en el que mi madre los trajo a casa, estaba muy ilusionada porqué le gustaban mucho, y muy contenta porqué no le habían costado casi nada. Era uno de los pocos recuerdos que tenía de mi madre tan contenta, pero claro, tampoco es que me acordara de muchas cosas...

Entro en la habitación de mis padres, la cama está destrozada y los muebles están por el suelo. Sin embargo, extrañamente, la estantería de libros había permanecido de pie. Era enorme. No podía decir lo mismo de sus libros, que yacían en el suelo. Esos libros que mi madre tanto amó, eran su posesión más preciada, le encantaba leer. Eran casi todos de viajes y aventuras, a ella le gustaba soñar que vivía en un lugar muy lejano de aquí, donde ninguno de sus problemas la alcanzarían jamás.

Hecho una última ojeada a la habitación antes de irme, pero rápidamente vuelvo a girarme, acabo de ver algo en el suelo. Me acerco a ver y exactamente es lo que pienso. El álbum de fotos, nuestro álbum de fotos. Lo cojo cuidadosamente y me siento en lo que queda de cama. Lo abro poco a poco, está en mal estado, pero aún se pueden observar algunas fotos. Recorro sus páginas y veo a mi hermano, no estaba tan alto como lo recordaba, pero normal, yo había crecido, él no.

Veo el bello rostro de mi madre en las fotos, fue tan fuerte... Nos crió a mi hermano y a mi, sola, sin ayuda alguna, únicamente con su valor, su coraje y su imaginación. Y la verdad es que se lo montó bien, tengo muy buenos recuerdos con ella, aún que me habría gustado conocerla mejor, lástima de la guerra.

Incapaz de aguantar ni un minuto más en esta casa, cojo el álbum, salgo rápidamente de la habitación y me dirijo a la puerta de salida. 

-Bien; pueden destruirla. 




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