viernes, 30 de agosto de 2013

La aventura millonaria

CAPÍTULO 3: EL MUSEO

¿El museo de historia natural? No me gustaban los museos, pero si es por dinero, voy a dónde sea. 
Me parecía muy fácil para ser una entidad de tanto poder, la carta decía que lo próximo sería más difícil, haber si era verdad. 
Decidí irme a la cama, necesitaba descansar. Pero cuando me iba a dormir, caí en la cuenta de que el sábado tenía una reunión justo a las seis, tendría que llamar para cancelarla. No me hacía mucha gracia, porque esa reunión me haría ganar dinero, pero estaba dispuesto a sacrificarme. Así que llamé a mi secretaría:

-¿Si? ¿Quién es a estas hora?-dijo ella.
-¿Srta. McCarthey? Soy yo, el Sr. García, quiero que anule todas mis citas de mañana y el sábado, no me encuentro muy bien y no estoy en disposición de recibir a nadie.-le dije yo.
-Está bien.-contestó ella.- Pero otra vez intente no llamar a estas horas, me ha despertado.
-Lo siento Srta. McCarthey, pero era necesario.-contesté yo.
-Está bien, está bien. Buenas noches Sr. García.
-Buenas noches.

Después de llamar me quedé dormido, había sido un día con muchas emociones. 
Al despertar me maldije por no haber desenchufado el despertador, había sonado y me había despertado cómo si fuese un día normal y tuviera que ir a trabajar, pero una vez me desperté, ya no pude volver a dormirme. Me levanté y desayuné, luego me fui al gimnasio un rato, ya que hacía días que no iba.
Me pasé toda la mañana en el gimnasio, después comí y me eché la siesta.
Cuando me desperté ya eran las cinco y media. Me aseé y me vestí corriendo, ya que quería coger las nuevas instrucciones cuanto antes. Salí de casa a las seis menos diez, pero sabía que, como siempre pasaba en Nueva York, llegaría más tarde de las seis por el tráfico.
Llegué allá a las seis y media, el museo estaba un poco lejos de mi casa. Pagué la entrada y me dirigí directamente al diorama de mamíferos, y una vez allí empecé a buscar el leopardo. Mientras lo hacía, me pregunté cómo habrían metido el sobre dentro de la boca del leopardo, ya que estaba prohibido tocar los objetos expuestos y cómo es que nadie se habría dado cuenta de que el sobre estaba allí. Normalmente si vas a un museo y, dentro de la boca de un leopardo ves un sobre, llamas a algún encargado del museo para decírselo. Lo que me llevó a preguntarme si el sobre seguiría allí, ya que no sabía cuándo lo había puesto, podrían haber pasado horas, o simplemente minutos.
Mientras estaba sumido en estas reflexiones divisé un cartel en el que ponía: FELINOS. Me dirigí hacia allá y los vi... tres leopardos disecados encima de una roca negra. Me acerqué a ellos y empecé a mirar haber cuál de los tres tenia el sobre en la boca. Pero, como no veía nada, decidí meter la mano en las tres bocas para ver cual de ella tenía el sobre. Miré hacía todos los lados comprobando que no hubiera vigilantes y que la gente no mirara. Entonces me dispuse a meter la mano en la primera boca, pero nada. Volviendo a comprobar que no mirase nadie metí la mano en la segunda boca, y entonces noté algo. Algo hecho de papel y de forma rectangular, era el sobre. Lo saqué disimuladamente de la boca del leopardo y me lo guardé rápidamente en el bolsillo. A continuación salí inmediatamente de la sala y del museo, cogí el coche y me fui a casa.
Una vez en casa, hice como la otra vez, me senté en la silla y puse el sobre en la mesa. Luego lo abrí:

-Señor García, veo que ha cogido usted nuestro sobre, bien hecho. El concurso consta de cuatro pruebas, de las cuales usted ya ha hecho una, le quedan tres. En la anterior carta le dijimos que la siguiente prueba no sería tan fácil, y no le mentimos. Habrá usted de ir al Yankee Stadium, el estadio de béisbol del equipo de los New York Yankees, el lunes de la semana que viene a las 20:00. Allí, tendrá que dirigirse al sótano del estadio, cuya puerta habrá de encontrar. Acto seguido, habrá de buscar entre miles de cajas llenas de material de béisbol, una caja de color verde, en la que encontrará las siguientes instrucciones. Pero cuidado, el estadio está muy bien vigilado, se habrá usted de andar con cuidado.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P

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