PARTE 4: ELLOS
-Hola.
+Hola.
-¿Qué tal?
+Bien.
-Me alegro. He venido a despedirme.
+Lo suponía.
-¿Has visto esos dos? Quién lo diría.
+¿Qué dos?
-Tu mejor amiga y mi mejor amigo, se acaban de besar, ¿no lo has visto?
+¿A si? Pues no, no lo he visto, lástima.
-¿Y a ti te gusta alguien?
+No lo sé... No creo que a él le guste yo.
-Eso no lo sabes.
+Es cierto, pero me lo supongo.
-¿Y no vas a decirle lo que sientes?
+Cómo quieres que se lo diga si cuando lo tengo delante apenas soy capaz de hablar con él.
-¿Y se puede saber quién es el afortunado?
+Uno.
-¿Puedo decirte una cosa?
+Si claro.
-Te amo.
(Él, antes de que ella pudiera decir nada, la cogió lentamente de la mano, se acercó, y la besó como si nunca hubiera besado, como si nunca hubiera amado.)
-Tenía que hacerlo, lo siento.
+Ha sido increíble.
-¿Cómo?
+Eras tú.
-¿Yo? ¿El qué?
+La persona de la que hablaba, la persona que ocupa mis sueños cada noche, la persona que me robó el corazón y que no me lo quiere devolver.
-¿Quieres que te lo devuelva?
+Quédatelo.
(Entonces se volvieron a besar lentamente. Fue un beso intenso, uno de esos besos que nunca se olvidan. Un beso con sabor a amor.)
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